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"La mente, por lo general, es una trampa -acabó diciendo el maestro-. En ella acostumbran a perderse los seres; pierden sus horas y su entendimiento. Pueden acudir a conferencias, cursos y enseñanzas sin fin, y llenarse de aparente contenido, de un contenido que, en el fondo, en su base, es poco más que humo, que insulsa divagación de las cabezas; pero como al ego tales cosas le complacen, los seres insisten e insisten en participar de tales reuniones, de tal socialización mental, sin ser conscientes de que, de hecho, en realidad, están participando en un mero alimentar a la cascarilla de sí mismos, justamente a lo que menos son.
El maestro osciló el rostro y me miró fijamente. "No andes por los extravíos de la mente, amigo, me dijo, ni por el juego de la autocomplacencia del yo... No irás a ningún lugar que valga la pena actuando de tal modo... Andarás más bien perdido entre hermosas cabezas, pueda ser, pero con poco seso.
"No, amigo -insistió el maestro-. La cosa no va por ahí... La ruta que lleva a algún lugar que valga la pena no pasa por la mente, ni por los juegos de 'yo-mío-tú-tuyo...' que ofuscan el entendimiento y la verdadera comprensión."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: danieleugeniopena.blogspot.com)
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