"¡Lizaaa....! ¡Lizaaa...! ¡Veeennn....! ¡No te pegaré más... si eres buenaaa...!
¡Veeenn...! ¡Mamá te quieree...!
Boom booomm..., Booommm boomm... Mi corazón latiendo como el de un pájaro herido, como el de alguien que no entiende, que no comprende, que no sabe, que solo está ahí, del todo asustado, sin asimilar la situación.
Han pasado ya tantos años de eso, de ese suceso de la infancia. Mas, sin embargo, es como si fuera ayer para mí. Se me quedó grabado el hecho como a fuego en lo más hondo de mi ser.
No comprendí por qué mi madre me pegó, por qué me dio ese golpe rabioso en la cara... No comprendí.
Ni tan siquiera ahora lo comprendo, pero le doy gracias no obstante a mamá, gracias relativas, porque fue a través de esas cosas... el que fuera abriendo los ojos, el que fuera despertando. No abrí los ojos por medio de facilidades, de cosas puestas en bandeja por delante, o por tener amigos, recomendaciones..., no, sino que fue a causa de encontrar piedras y rocas e inconvenientes de todo tipo en el camino, de encontrar cosas que te revuelven, que te hacen temblar, tal como si estuvieras emplazado en medio de un terremoto y sin salidas.
Hoy 'agradezco' en cierta medida a mi madre por aquel hecho. No porque se deba actuar así: golpeando, hiriendo, sino porque, a través de ello, el Universo me fue abriendo la consciencia interna, me fue despertando a lo que en verdad soy.
Gracias, Universo."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: Guias.see.me/exposure2015 See Me FB)
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