"De hoy no pasa, seguro. Este es el día. ¿Por qué no?
Hoy viene la furgoneta de los helados con ese de tan rico que a todos les gusta. La mayoría andan distraídos y quizá no se den cuenta de que hoy es el día en que pasa, pero mis ojos, sí, mis ojos están mirando por la ventana hacia el final de la calle, por si se distinguen ya los llamativos colores de la furgoneta.
Tengo lo justo para el helado, mis ahorrillos de una semana, y me he portado bien, y he hecho los deberes.
Aún no lo veo, pero creo distinguir más allá de la colina, en el aire, su pitido.
Cuando llegue la furgo, me batirá el corazón y quizá tropiece o se me trabe la lengua al pedir el mío o se me caigan las monedas al suelo, tal es la ilusión.
La mayor parte de la gente no se fija mucho y no comprenden el valor que tienen los helados, especialmente ese de tan rico, ese que me cambia el alma, la vida, los ojos y me saca de tanta absurda cotidianidad (estas son palabras de mis papis, yo utilizo otras de más simples).
Hoy me como ese helado, seguro, ese que me despierta, ese que me saca de la distracción y me da vida, vida de la buena, y que me deja un sabor muy rico en el corazón."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen; Beyondflesh13.see.me.)
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