"Salí de caza, armado de desnudez. Craso error, craso error, gritaban alrededor.
Perdí los días por tocar algo intangible, silencioso... Craso error también, craso error, gritaba aún más fuerte todo mi común entorno.
Hice carreras con el viento, pero él ganaba siempre y se reía de mí a la postre al verme allá caído, por detrás, exhausto, perdido, casi muerto muchas veces.
Busqué aquí y allá. Besé la arena y el polvo del desierto. Caí en la noche infinita, esa que está poblada por todos los temores.
Quedé solo, claro está, en esta búsqueda, en esta caza, en esta persecución.
Los días transcurrieron sin pausa e incluso cruelmente para mí.
La nada era mi casa, el abandono mi pan, y, claro, también, los amigos y familiares terminaron abandonándome, como se abandona al cabo a un rematado loco.
Todo sucedía así. Esto era lo normal para el que se escapa del sueño, del rebaño, para el que no sigue la consigna generalizada. Esto era lo normal.
Un día me descubrí en la cima de un monte, solo, por supuesto, mas, sin embargo, experimenté allí un acompañamiento total, el paisaje, el aire, la montaña, la naturaleza alrededor... Todo esto estaba pegado a mi propia piel, a mi propia esencia.
Allí, en la cima de ese monte, ya no había diferencias entre el buscador que había sido yo y lo buscado que eras tú. Allí, en la cima de ese monte, ya no existía ni tú ni yo, y supe-experimenté que había llegado realmente a casa, que me había transmutado en Unidad Universal, en lo que en verdad he sido siempre, en lo que soy eternamente."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: Luana Liassi. See Me FB)
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