"No quería que te inquietaras, por eso no te lo dije.
Quería conservarte como se conserva una cosa hermosa y frágil, entre paños suaves.
Te fuiste sin decir adiós, como todos, a la postre, acabamos haciendo en esta vida. Salimos de ella como sin darnos cuenta, como si lo que desapareciera fuera, en realidad, la vida misma, que, como un sueño, concluye cuando despiertas y abres los ojos a la eternidad.
Siempre te quise. Amé tu interior sobre todas las cosas, como el que ama algo invisible, desconocido, pero sumamente valioso. Amé tu luz, tu vida interna, tu limpieza de espíritu, tu nobleza como ser humano.
Al despertar, ya no estabas. Te fuiste mientras dormías, mientras la noche te tenía en su regazo.
¿Por qué nos obstinamos tanto y tanto en mirar a otro lado? ¿Por qué no queremos ver o reconocer que la vida es algo pasajero y que debemos aprovechar hasta el último instante en ella para perseguir lo que realmente importa?
La mayoría de personas, opta por la evasión, por el no pensar, por el hacer esto y lo otro para distraerse y para que no le vengan ideas extrañas a la cabeza; mas no era tu caso; hasta el último momento fuiste una persona íntegra, sabedora de lo valioso que es el existir y de tener una cabeza con capacidad para la consciencia, y, por ello, a pesar de las contrariedades, perseguiste en siempre la claridad del alma y el conocimiento de uno mismo. Decías "Es tan importante cada soplo de vida, cada respiración, cada oportunidad que tenemos todos los días para trabajar en nosotros, para conocernos, para ser conscientes".
Te fuiste como una niña inocente, persiguiendo lo justo, lo imperecedero, lo romántico, lo de verdadero valor y sentido. No importaron las críticas, los caminos solitarios muchas veces, la feroz oposición otras, no, nada de eso importó.
Te marchaste como una niña que pasa a otra dimensión, llena de especial vida eso sí, de verdadera vida, que es, al cabo, lo que realmente cuenta."
(Braddha Bala)
(Fuente imagen: Nicholas Nixon)
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