martes, 18 de agosto de 2015

Ser verdaderamente





“Nadie me dijo nada. Todo lo tuve que aprender. 
Sobre eso no había escuelas. No había autoridad competente, solo un silbido en el aire, una nota de color en las cosas y en el ánimo.


Crecí como un ser ausente, distinto, como un individuo que es testigo de su alrededor.

La consciencia fue despertando, cada día más. Mis ojos eran los de un niño, los de un adulto, los de un ser ajeno al cuerpo que habita.

Me dieron un nombre y un equipaje, pero una voz interna clamaba sonoramente “No es por ahí, no es por ahí”. 

Como un niño confundido, fui tanteando, probando, cayendo, viendo.

Mis profesores no fueron mis profesores sino que lo fue la vida misma, el latir mismo de la existencia.


No puedo ofrecer mucho como humano, porque ya hace tiempo que dejé ese escalón.

Ahora hablo a los pájaros y acaricio a los caballos; ellos saben, ellos entienden.

Ahora alimento a las hormigas; comprendo su lógica; como comprendo la lógica de la vida, que es una que lleva a crecer en consciencia, a cada instante, a cada segundo.

 Ahora entiendo. Ahora empiezo a ser verdaderamente.”



(Braddha Bala)
(Fuente imagen: Braddha Bala)

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